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SEPARACIÓN

 

Psicólogos separación Zaragoza
Aceptar una ruptura, separación o divorcio supone atravesar un duelo.

FASES DE LA SEPARACIÓN:

La separación no es un hecho puntual, sino que implica un proceso que es más o menos largo y se puede dividir en varias fases:

1. Deliberación:

La fase de deliberación es el tiempo que pasa desde que la idea de separación empieza a rondar en la mente de la persona (aunque sea como una posibilidad lejana) hasta que se llega al convencimiento de que la separación es la única salida, se toma la decisión definitiva y se dan los primeros pasos para materializarla. Es un período largo y doloroso, lleno de dudas acerca de seguir o romper la relación y  que puede durar meses, o incluso años.

Hay personas que cuando ven que se aproxima lo inevitable intentan detener el proceso, usando todo tipo de fórmulas de convivencia para minimizar los enfrentamientos ya que en el fondo se desea que la relación siga adelante (por considerar que si se separan han fracasado, por creer que es lo mejor por el bien de los hijos, por el miedo a lo desconocido y a la incertidumbre tras una separación, etc).

Separarse

Son muchas las personas que asocian el momento de la decisión de separarse con un episodio concreto, llegando a considerar ese episodio como el momento de no retorno y lo consideran uno de los hitos más importantes de su vida.

Existen a veces indicadores externos de que se está en una fase de deliberación: se empiezan a pasar periodos de tiempo cada vez más largos fuera de casa, se da una mayor implicación en el trabajo para permanecer alejado de casa, se puede iniciar un encuentro con otra persona, se dejan de hacer cosas para el otro, etc.

2. Litigio:

La fase de litigio se refiere al tiempo que dura todo el procedimiento legal. Varía si se trata de una separación de mutuo acuerdo (de 1 a 3 meses) o se trata de un divorcio contencioso (que puede durar un año o más).

Algunas parejas inician la fase de litigio como una amenaza al otro, sin pensar o sin haber asumido totalmente la fase anterior de deliberación.

3. Transición:

La fase de transición se refiere a una larga etapa de cambio, en la cual el comportamiento de cada uno de los miembros de la pareja puede volverse irracional.
En esta etapa, la pareja puede darse cuenta de que lo que piensa o hace es ilógico pero consideran que han perdido el control sobre ellos mismos y que no lo pueden remediar.

Esta transición puede empezar en el momento de la separación física y no se completa hasta que la persona se hace la idea de estar soltero y sólo en la vida de nuevo.

4. Reajuste:

El período de reajuste implica el tomar de nuevo iniciativas, ser capaz de empezar a vivir de nuevo.

Durante las primeras fases del proceso de separación se producen sentimientos muy encontrados y una rápida sucesión de posicionamientos, a favor y en contra de la separación, lo que les hace estar totalmente decididos a separarse en determinados momentos para, al momento siguiente, estar totalmente en contra.

La decisión de separarse requiere un detenido proceso de reflexión y de análisis y calma, controlando los sentimientos encontrados y donde no es adecuado tomar decisiones precipitadas.

Tampoco es buena solución recurrir ante la indecisión de la separación al abogado, quien puede asesorar muy bien pero no son expertos en procesos psicológicos.

Separarse a tiempo


EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA SEPARACIÓN DE PAREJA:


La aceptación del proceso de separación de la pareja implica reconocer que la relación se ha terminado definitivamente y que las rutinas diarias más corrientes a las que se había estado acostumbrado durante años, se trastocan; y que muchas de las fuentes de satisfacción, afecto y apoyo ya no están disponibles.

Para ambos miembros de la pareja, la separación o el divorcio requiere un gran número de reajustes y, para algunas personas, representa una de las experiencias más traumáticas de sus vidas.

Después de una separación se pueden experimentar emociones muy variadas:

  • Shock e incredulidad
Cuando la pareja se da cuenta de que la relación está pasando por dificultades serias, la primera reacción suele ser de sorpresa y de shock.

Para la persona que descubre que el otro se ha marchado, el shock puede ser repentino, agudo y precipitar una fuerte crisis.

Muchas veces es recomendable buscar ayuda psicológica.

  • Malestar
Una vez que ha pasado la primera reacción de incredulidad y de shock, la mayoría de las personas que se separan experimentan reacciones de ira y estrés al asumir que la relación de pareja no funcionó y que la pérdida es para siempre, además de que se van a necesitar grandes cambios y reajustes en la vida cotidiana.

A veces se producen, también, cambios de humor, episodios de llanto, incapacidad para comer, insomnio y desesperanza.

Si antes de la separación, había muchas discusiones, la primera reacción suele ser de alivio pero luego es frecuente sentirse triste y estresado.

  • Miedos
Pasar por un proceso de separación suele despertar miedos, en primer lugar de la intensidad de las reacciones emocionales que es habitual tras una separación; temiendo que los sentimientos se les vaya de las manos y se puedan derrumbar o "volverse locos".

Los miedos tras una separación pueden darse por verse incapaces de manejarse con sus vidas tras la separación por tener que asumir nuevas tareas y responsabilidades, por la reacción de amigos y familiares, por las reacciones de la separación en los hijos, etc.

  • Temor al fracaso
Sentir miedo al fracaso tras una separación puede deberse a sentirse culpable y responsable por haber terminado con la relación o por haber fracasado como pareja, como padre o madre.

Los sentimientos de fracaso son especialmente fuertes si la pareja no deja de acusar al otro de ser responsable de la ruptura o si uno mismo se siente culpable acerca de su comportamiento durante la relación.

  • Rabia
El sentimiento de ira tras la separación puede deberse a varias causas: se puede sentir rabia  hacia la pareja por abandonar la relación o por no haber cumplido las propias expectativas o por considerar que es injusta la situación ("¿Por qué me ha pasado a mí", ¿Qué he hecho yo"?).

Es importante reconocer que ambos miembros de la pareja han contribuido al desarrollo de los problemas de la relación y asumir la responsabilidad que ha tenido realmente cada uno y no culpar al otro de todo lo ocurrido.

Cuando la rabia invade a la persona separada, es recomendable acudir al psicólogo para aprender a regularla.

  • Culpa
Cuando ha predominado una reacción de ira, suelen experimentarse luego sentimientos de culpa acerca del propio comportamiento y de sus efectos, tanto en la pareja como en los hijos, si los hubiera.

Si el sentimiento de culpa aparece sin que se haya experimentado antes rabia e ira es posible que se esté echando toda la culpa uno mismo y considerando que la responsabilidad de los problemas que han llevado a la separación es íntegramente de uno mismo. Lo cual hace que se prolongue más la tristeza que se siente por la pérdida sufrida y que sólo sirva para disminuir, todavía más, la propia autoestima.

Es importante regular las emociones tan intensas que pueden aparecer tras una separación para no desbordar a la persona psicológicamente y que impida adaptarse personalmente, laboralmente, familiarmente y socialmente.


Pide ayuda profesional si te sientes abrumado por estas emociones.

Te dejo un vídeo que podría ayudarte: Amor en pareja






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